Lengua Azul, una auténtica locura para los ganaderos.

Desde la Asociación de Ganaderos 19 de Abril hemos trasladado al Director General de Producción Agrícola y Ganadera de la Junta de Castilla y León, nuestra preocupación ante la estrategia de vacunación contra la lengua azul, que ha extendido la vacunación obligatoria frente al serotipo 1 y 3 a nuevas comarcas en las provincias de Salamanca y Ávila.

Si bien entendemos la necesidad de velar por la sanidad animal, las circunstancias actuales plantean serias dificultades para los ganaderos de la región.

Hace apenas unos días, se estableció la vacunación obligatoria frente al serotipo 1 en las comarcas de Béjar, Ciudad Rodrigo, Guijuelo, Tamames y Sequeros, en la provincia de Salamanca, y en las comarcas de El Barco de Ávila, Arenas de San Pedro, Candeleda, Piedrahíta, Navarredonda de Gredos, Navaluenga, Sotillo de la Adrada, El Barraco, Cebreros, Las Navas del Marqués y Ávila, en la provincia de Ávila. A estas comarcas, ahora se le exige también la vacunación frente al serotipo 3.

En el caso de Salamanca, las comarcas antes mencionadas deben vacunar contra tres serotipos (1, 3 y 4), mientras que en las de Ávila, la exigencia alcanza cuatro serotipos (1, 3, 4 y 8), lo que entraña seria dificultad.

A esta carga se añade la preocupante escasez de vacunas para los serotipos 1 y 8, con la probabilidad de que el serotipo 3 siga el mismo camino. Ante la falta de vacunas, el acuerdo entre el Ministerio y los Servicios de Sanidad Animal de las Comunidades exige pruebas PCR en ciertos movimientos, lo que incrementará considerablemente la carga de laboratorios oficiales y las actuaciones de los veterinarios, tanto de la empresa EULEN como de las Unidades, que supondrán retrasos en el conjunto de las actuaciones que deben desarrollar. Además, los veterinarios libres, encargados de administrar las vacunas, ya están sometidos a una presión constante y una sobrecarga de trabajo que agrava aún más la situación.

Creemos fundamental que se tenga en cuenta la realidad cotidiana de los ganaderos, quienes debemos enfrentarnos a múltiples dificultades para cumplir con estas nuevas exigencias sanitarias, así como a su impacto: limitación de movimientos, manejo adicional del ganado, administración de múltiples vacunas, algunas de ellas nuevas, con posibles efectos que desconocemos, costes asociados, reducción de la capacidad de llevar a cabo operaciones comerciales, etc.

Entendemos la importancia de prevenir la propagación de la lengua azul y de mantener la cabaña ganadera sana, pero pedimos encarecidamente que las medidas que se adopten se diseñen pensando en su viabilidad práctica y en su impacto en las explotaciones.

Necesitamos medidas que no comprometan la sanidad animal, pero tampoco, la viabilidad de nuestras explotaciones.