Desde la Asociación de Ganaderos 19 de Abril queremos expresar nuestro más sincero agradecimiento, en especial, a todas las personas que han colaborado en la extinción del incendio que estos días ha arrasado la zona de Cipérez. Ganaderos, vecinos y personas anónimas que se acercaron a ayudar y que, con sus propios medios —tractores, cubas de agua, gradas, ramas o lo que tuvieran a su alcance—, se volcaron en frenar un fuego que ha sido una auténtica locura, demostrando una vez más la solidaridad del campo.
En este incendio ha quedado patente la falta de medios y de coordinación, absolutamente insuficientes. La realidad es que fue la gente la que evitó aún mayores daños. Si no se perdió más de lo ya arrasado, fue gracias a la respuesta inmediata y generosa de quienes, sin pensarlo dos veces, salieron a defender su tierra, su ganado, sus casas y las de sus vecinos.
Nuestro reconocimiento especial también va dirigido al esfuerzo y trabajo realizado por Cruz Roja y Guardia Civil, volcados en todo momento con los afectados.
A los responsables políticos les pedimos altura de miras. No es momento de hacer política, ni de reproches, ni de tirarse los trastos a la cabeza, sino de trabajar unidos para que no vuelva a repetirse y de cambiar aquellas normas absurdas que impiden el adecuado mantenimiento de nuestro campo (desbroces, podas, aprovechamiento de la vegetación, retirada de zarceras, matorral,…). Es imprescindible eliminar la excesiva burocracia con la que siempre nos encontramos a la hora de cuidar del territorio, revisar la legislación vigente y poner fin a medidas tan incomprensibles como la prohibición de declarar las hectáreas quemadas en la PAC o la imposibilidad de aprovechar los pastos durante cinco años tras un incendio. Son restricciones que castigan doblemente a quienes ya lo han perdido todo.
Quienes mejor conocen y saben gestionar el campo son precisamente los ganaderos que viven de él y en él. Es hora de que nos escuchen y nos dejen cuidar de nuestro campo.
Reclamamos, además, que se actúe con responsabilidad y se articulen ayudas urgentes y eficaces para que los ganaderos y vecinos afectados puedan empezar de nuevo y levantar lo que el fuego les quitó: naves llenas de forraje y paja, ganado, maquinaria, tractores y toda una vida de esfuerzo y trabajo.
La solidaridad de la gente no se ha detenido con la extinción del incendio. Particulares, ganaderos y agricultores están ofreciendo alimento para el ganado, aportaciones económicas y otros recursos para apoyar a los afectados, una muestra más de la unión del campo en los momentos más difíciles. Será necesario gestionar adecuadamente toda esta ayuda para que llegue de la mejor manera posible a quienes más lo necesitan.
Ahora queda esperar que las administraciones estén a la altura y ayuden a los afectados.